Real Sociedad de Historiadores: 2010

Chile

Chile
La Revolución Chilena del 91'

Guerra Civil Española

Guerra Civil Española
Julio de 1936

Segunda Guerra Mundial

Segunda Guerra Mundial
1939 - 1945

Crisis de los Misiles

Crisis de los Misiles
Octubre 18-29, 1962

La Revolución Chilena del 91'

lunes, 6 de septiembre de 2010

La Guerra Civil de 1891 o la Revolución de 1891 fue un conflicto armado en Chile entre partidarios del Congreso Nacional contra los del Presidente de la República José Manuel Balmaceda.

Tras una serie de disputas entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo, la discusión sobre el presupuesto del año 1891 finalmente generaría el estallido del conflicto interno. Mientras la mayoría del Ejército de Chile apoyó a Balmaceda, la Armada se unió a los congresistas. Desde Iquique los revolucionarios iniciaron, con apoyo británico, una serie de campañas con el fin de derrocar a Balmaceda, que estableció una férrea dictadura y opresión sobre sus opositores.

Tras la batalla de Concón y la batalla de Placilla, las fuerzas leales al presidente fueron derrotadas.Balmaceda entregó el poder a Manuel Baquedano el 28 de agosto, mientras las fuerzas revolucionarias entraban a Santiago, y se refugió en la legación argentina, suicidándose el 19 de septiembre de 1891, un día después de que expirara su período constitucional como Presidente.

La victoria de las fuerzas congresistas marcó un importante hito en la historia de Chile. La sociedad chilena enfrentó una gran división tras el conflicto bélico, que dejó miles de muertos. Las reformas a la Constitución de 1833 dieron fin a la llamada República Liberal y se inició el Régimen Parlamentario que imperaría en Chile hasta 1925.

Sus principales causas

• Conflicto Presidencialismo-Parlamentarismo: El mandatario gobernó interpretando la constitución como presidencialista, con lo que se ganó la oposición de los partidos políticos y el congreso nacional, que habían desarrollado una lectura parlamentarista de la carta fundamental. Ello le significó múltiples obstáculos a Balmaceda, por parte del parlamento, para poder cumplir sus propósitos.

• Proyecto Económico de Balmaceda: El presidente tenía la intención de aumentar la exportación del salitre, incrementando los ingresos fiscales, para así poder financiar el plan de obras públicas del gobierno. Pero los empresarios del salitre, parte de la oligarquía y el parlamento, querían exportar cantidades limitadas, para que no disminuyera su precio en el mercado internacional. Por lo que pasaron a formar parte de la oposición.

Respecto al salitre el Presidente José Manuel Balmaceda proponía loo siguiente:

1. Nacionalizarlo, pero no en el sentido que el estado lo explotara, ni de que se prohibiera hacerlo a los empresarios extranjeros ya dedicados ha ese producto o que quisiesen abordarlo en el futuro. Por “nacionalizar” entendía Balmaceda favorecer la entrada de particulares chilenos al negocio del salitre, vendiéndoles preferencialmente las mejores reservas del mineral todavía en poder del estado.

2. Expropiar y estatizar los ferrocarriles que llevaban el salitre a los puertos de embarques. El mayor de todos era el de Tarapacá, pertenecientes al poderoso John Thomas North, un ingles apodado el Rey del Salitre. Los ferrocarriles en juego habían sido tendidos previa una concesión del estado peruano que les daba el carácter de monopolio. Este privilegio, heredado y respetado por Chile, les permitía cobrar tarifas abusivas, pus no tenían ni podían tener competencia. ¿Dónde estaba la solución?. Según Balmaceda, en conservar el monopolio, pero traspasándolo al estado mediante la expropiación de los ferrocarriles salitreros. El estado era el único que, así, podría rebajar las tarifas desorbitadas

• Hegemonía oligárquica en peligro: Balmaceda nombró como ministros a jóvenes no pertenecientes a la oligarquía tradicional. Este grupo reaccionó al prever la posibilidad de disminuir su poder político y social, por lo que se opuso al presidente.

• Crecientes niveles de odio político: Los niveles de respeto debidos a las autoridades de gobierno y a los opositores, y que habían marcado la convivencia anterior, se vieron sobrepasados, por medio de la agresión de una prensa virulenta que llego a incluir en sus ataques a los familiares y a las vidas privadas de los hombres públicos.

• Conflicto con la Iglesia: Por la condición de liberal de Balmaceda, y su antiguo apoyo a la enajenación del poder eclesiástico sobre el estado, la oligarquía religiosa y conservadora se unió a la oposición.

• División de las fuerzas armadas: Para el desarrollo de la guerra fue fundamental la división de las fuerzas armadas, ya que sin este suceso, el bando de Balmaceda no habría podido oponer resistencia. El ejército, siguiendo su deber con el poder civil, apoyó al presidente, y la Armada, a la causa congresista.

Estallido del conflicto

Existieron diversas causas por las cuales se llego a la Guerra, pero la mayoría se remontan a las falencias que hubo en el gobierno de Balmaceda, por lo que a continuación explicamos su política gubernamental y fundamentos.

Durante el gobierno del presidente José Manuel Balmaceda, en 1890, y en medio de fuertes tensiones políticas que enfrentaron al ejecutivo con el parlamento, el Congreso Nacional se negó a aprobar las leyes periódicas que fijaban las fuerzas de mar y tierra así como la Ley de Presupuesto de gastos públicos.

El Presidente reaccionó declarando, en una Proclama pública del 7 de enero de 1891 que, debido a la situación de ingobernabilidad producida, se renovaban las mismas leyes sobre esa materia dictadas el año anterior.

Los partidos de la oposición respondieron con el Manifiesto de los Representantes del Congreso a bordo de la Escuadra, desconociendo las facultades del poder ejecutivo.

Balmaceda, el 11 de febrero de 1891, ordena la inmediata clausura del Congreso Nacional. Comenzaba así una guerra civil, que duraría seis meses y costaría la vida a más de 4,000 chilenos, en una población de algo más de dos millones y medio de habitantes.

Los congresistas contaron con el completo apoyo de la Marina, a cargo del capitán de navío Jorge Montt, también se le sumaron algunos oficiales del Ejército como Estanislao del Canto.

Por su parte, el Ejército regular, con sus cuatro divisiones de Coquimbo, Valparaíso, Santiago y Concepción, se mantuvo leal al presidente Balmaceda.

Apoyándose en la mayor parte de la Armada y parte importante del ejército, el Congreso confió el mando al capitán de navío Jorge Montt Álvarez el 6 de enero de 1891 para defender "la constitución y las leyes". Para que el movimiento de la armada no fuera considerado como un simple pronunciamiento, los marinos exigieron la presencia de los presidentes de ambas Cámaras, lo que hicieron de inmediato Ramón Barros Luco, presidente de la Cámara de Diputados, y Waldo Silva, vicepresidente del Senado. El 7 de enero, la escuadra se sublevó contando con los blindados Cochrane y Blanco Encalada, el crucero Esmeralda, la corbeta O´Higgins y la cañonera Magallanes.

Como la mayoría del Ejército se mantuvo en obediencia al Presidente, la escuadra se dirigió al norte, para tomar la rica zona salitrera, que sería la caja de fondos de la revolución y donde reclutaría soldados para formar un ejército con el cual enfrentarse al del gobierno. La zona era favorable a la conquista: el gobierno reprimió por las armas algunas huelgas producidas por la carestía del bloqueo de la escuadra; ciertos oficiales simpatizaban con la causa del Congreso; los dueños de las salitreras no miraban con buenos ojos la política comercial de Balmaceda ni el régimen dictatorial impuesto por éste, después de conocer el alzamiento. Allí se libraron las batallas de Zapiga, Dolores, Huara, Iquique, Pozo Almonte, Caldera y Calderilla.

En agosto, hacia el final de la contienda, las batallas se trasladaron a la zona central. La ciudad de Santiago tampoco se libró de vivir terribles y violentos acontecimientos. El predio de Carlos Walker Martínez —actualmente la comuna de La Florida— fue escenario de la sangrienta muerte de 84 jóvenes antibalmacedistas, conocida como la Masacre de Lo Cañas.

La Junta de Iquique

Desde el principio, los revolucionarios tuvieron en Santiago una junta secreta que dirigía la revolución desde tierra. Con la conquista del norte, el 12 de abril de 1891 organizaron la Junta de Gobierno de Iquique, compuesta por el Capitán de Navío Jorge Montt Álvarez, que la presidiría, Waldo Silva, Vicepresidente del Senado y Ramón Barros Luco, Presidente de la Cámara de Diputados como vocales, la que actuaría como órgano de gobierno, en reemplazo del Presidente de la República, con Enrique Valdés como secretario y asesorada por cuatro ministros: Interior y Obras Públicas, que se reservó para Manuel A. Matta ; Relaciones Exteriores y Justicia, Culto e Instrucción Pública, a cargo de Isidoro Errázuriz; Hacienda, a cargo de Joaquín Walker Martínez; Guerra y Marina, a cargo del Coronel Adolfo Holley.

Junto con el decreto de creación de la Junta, se dio a conocer públicamente, por primera vez, el acta de deposición de Balmaceda, documento ignorado por la mayoría de los congresistas.

Sus agentes en el extranjero, los financistas y banqueros Augusto Matte y Agustín Edwards Ross, lograron la compra de armas de los últimos modelos en Estados Unidos, superiores a las del ejército de Balmaceda, y pusieron trabas a la entrega de los cruceros "Presidente Pinto" y "Presidente Errázuriz" y el acorazado "Capitán Prat" que desde antes de la revolución se construían en Francia.

Batalla de Concón: 21 de agosto de 1891

Las tropas constitucionalistas desembarcaron en Quintero y atravesaron el Aconcagua el 20 y 21 de agosto en número de más de 9.000 combatientes, y enfrentando a los 7,000 hombres de Balmaceda, que eran comandados por los generales Orozimbo Barbosa y Alcérrega sobre las alturas de Concón. El ejército congresista, comandado por el coronel Estanislao Del Canto, con 9,200 efectivos divididos en 3 divisiones, llegó a la ribera norte del río Aconcagua, encontrándose con el ejército del gobierno, de 8.000 hombres, comandado por el general Orozimbo Barbosa, atrincherado en la ribera sur. Al iniciar los congresistas el cruce del río, protegidos por el cañoneo de la corbeta "O'Higgins" y el crucero "Esmeralda", las fuerzas del gobierno contraatacaron, dando comienzo a la batalla. La lucha fue sangrienta y duró más de 5 horas. Las fuerzas congresistas, tras un furioso combate, hicieron retroceder a los gobiernistas hacia las colinas de la ribera sur del Aconcagua, con grandes pérdidas para ambos bandos. El frente del ejército del gobierno cedió finalmente y sus restos se replegaron hacia Valparaíso en gran desorden, mientras las fuerzas revolucionarias recuperaron sus bajas y aumentaron sus efectivos con numerosos soldados gobiernistas que se pasaron a sus filas. Cayeron en poder de los vencedores toda la artillería, municiones, parque y miles de fusiles.

Posteriormente, el ejército congresista avanzó hacia Valparaíso, para tomar la ciudad, pero las fuerzas del gobierno, reforzadas con tropas provenientes del sur y que llegaron a Valparaíso por ferrocarril, les hicieron frente y se desplegaron en batalla en la actual ciudad de Viña del Mar, obligando a los congresistas a rodear Valparaíso por el Este. Las fuerzas de gobierno les salieron al paso, dando lugar a la Batalla de Placilla.


Viña del Mar: 23 de agosto de 1891

Después de la derrota de Concón, el día 22 entre las nueve y media de la noche y la una de la madrugada del día 23, las fuerzas gobiernistas, que se habían reforzado con tropas traídas de Concepción y de Santiago, tomaron posición en los cerros en forma de semicírculo, que corren en la ribera sur del estero Marga Marga y cierran el camino a Valparaíso. El ala izquierda quedó apoyada en el fuerte Callao (hoy Palacio Presidencial del cerro Castillo) y la derecha a la altura del actual barrio Chorrillos y El Salto. A pesar de los 8,000 hombres que había reunido el Gobierno, que podían representar un valor militar apreciable, sin embargo por su moral quebrantada después de la derrota de Concón y la falta de municiones, no constituían una barrera apreciable, que se opusiera a las fuerzas congresistas para la ocupación de Valparaíso. Los planes congresistas tenían previsto iniciar el ataque a las dos de la madrugada del día 23, pero debido a la distancia de 800 metros a campo descubierto que existía entre las posiciones gobiernistas y la línea de inicio del ataque congresista (aproximadamente lo que es la avenida 15 Norte, bajada de Santa Inés), se decidió suspenderlo. A pesar de lo anterior, se produjo un cañoneo entre la artillería gobiernista y la de los congresistas. Se sumaron a este cañoneo el blindado Cochrane, el crucero Esmeralda, Aconcagua y Cachapoal, que dispararon sobre el flanco izquierda de las fuerzas balmacedistas y el fuerte Callao, sin mayores consecuencias.


Batalla de Placilla: 28 de agosto de 1891

La Batalla de Placilla fue la última batalla de la Guerra Civil de 1891 fue librada en las afueras del puerto chileno de Valparaíso, el 28 de agosto de 1891. En ella se enfrentaron las fuerzas del ejército revolucionario congresista, de 11,000 hombres, al mando del coronel Estanislao del Canto, y las tropas leales al gobierno del presidente José Manuel Balmaceda, con 9,500 efectivos, al mando de los generales Orozimbo Barbosa y José Miguel Alcérreca.

Desarrollada después de la Batalla de Concón, en donde triunfaron las fuerzas congresistas, no habiendo podido atacar Viña del Mar por la buena posición de las fuerzas gobiernistas, marcharon al sur de Valparaíso con la intención de atacar la ciudad. Los gobiernistas al mando del general en jefe Orozimbo Barbosa, general José Miguel Alcérreca y coronel Daniel Garcia Videla, se desplegaron para hacerles frente.

El ejército congresista, al mando del general Estanislao del Canto y asesorado por el coronel Emilio Körner, y 11,000 hombres se encontraba a 8 kilómetros de las posiciones del gobierno. A las 6 de la mañana del 28 de agosto, el ejército constituyente avanzó por el camino del real de Valparaíso. A las 7:45 las baterías gobiernistas del coronel Exelquiel fuentes abrieron fuego, siendo respondido por la artillería revolucionaria. La infantería congresista compuestas por el batallón Constitución Nº1, Iquique Nº6 y Antofagasta Nº8 avanzó en formación de combate contra las fuerzas del gobierno. Este primer avance tuvo éxito, pero la llegada de refuerzos gobiernistas delos regimientos Arauco y Santiago los hizo retroceder. La batalla se extendió en todo el frente, pero muy pronto las fuerzas gobiernistas comenzaron a ceder por todos los frentes.

A las 10 de la mañana los cuerpos formados en el ala izquierda huían a Valparaíso en total desorden. Media hora después, el 2º de linea seguía resistiendo en el centro, pero ya con el 70% de su efectivos perdidos. Solo la carga de caballería termino con la resistencia del ala derecha. A las 15 horas ya había terminado toda resistencia.

Esta batalla fue la más sangrienta de la Guerra Civil,en la cual murieron heroicos jefes, oficiales y soldados que se habían distinguido por su valentía durante la Guerra del Pacífico, como asimismo destacados personajes de la vida pública de la nación. La victoria de las fuerzas congresistas fue aplastante y decisiva. La derrota del gobierno de Balmaceda fue completa y definitiva.

El 30 de agosto ingresan las fuerzas del Congreso a Santiago

El capítulo final se da el 19 de septiembre, en la embajada argentina, con el suicidio de José Manuel Balmaceda, en la fecha correspondiente al día posterior a la del fin de su mandato presidencial.

Se calcula que en la guerra civil aproximadamente 4,000 personas murieron de una población de dos millones y medio de habitantes.

Tras la victoria sobre las fuerzas de Balmaceda, asume el control la Junta de Gobierno de Iquique el 31 de agosto de 1891, que fue trasladada a Santiago. Esta dio lugar a una nueva Junta el 3 de septiembre que convocó a elecciones de senadores, diputados, municipales y electores de presidente, con arreglo a la ley electoral de 1890. Repuso en sus cargos a los cargos del Poder Judicial destituido por la "dictadura" de Balmaceda, dio de baja a los miembros de las fuerzas armadas que habían servido al régimen caído y reorganizó a los empleados civiles del mismo.

El Almirante Jorge Montt asume la presidencia el 26 de diciembre, después de la elecciones de octubre

La guerra en Chile concitó gran atención en el resto del mundo, convirtiéndose en un foco de atención para la prensa internacional. Los Estados Unidos apoyaban abiertamente a Balmaceda, mientras Gran Bretaña, no ocultaba sus preferencias por el partido de los revolucionarios.

El conflicto de 1891 fue un acontecimiento que involucró a todo el tejido social, generando consecuencias de orden político, económico, social y cultural. Diversos autores han entregado sus interpretaciones acerca de esta guerra.

Algunos han visto en la personalidad autoritaria de Balmaceda, el origen de todo el conflicto; otros lo describen como una división interna de la clase gobernante; y otros, más allá de estas causas políticas o psicológicas, han buscado explicar este conflicto a partir de la pugna de intereses económicos entre una elite más tradicional, acostumbrada a detentar el poder total; y una nueva oligarquía emergente, más moderna, que junto con Balmaceda buscaba sentar las bases de un Estado moderno.

Eventos posteriores

La derrota del Presidente significó el inicio de un período en la Historia de Chile conocido como el pseudoparlamentarismo o cuasiparlamentarismo, que se extendió entre 1891 y 1925, en el cual los Presidentes de la República estuvieron fuertemente controlados por el Congreso, el que debía aprobar a su gabinete de ministros.

Se aprueban leyes de amnistía en diciembre de 1891 (que favorece a personal subalterno de las fuerzas armadas), febrero de 1893 (oficiales superiores), agosto de 1893 (a las víctimas de la Masacre de Lo Cañas, no a sus involucrados), agosto de 1893 (que cubre ambos bandos), diciembre de 1895 (pensiones para el personal de la administración pública que fue expulsado de su puesto).

Los partidarios de Balmaceda fundaron el Partido Liberal Democrático, conocido como el partido balmacedista. Su objetivo era cumplir el programa económico de Balmaceda y reformar la constitución para volver al presidencialismo previo a 1891. Sin embargo, en breve tiempo, cayó en las tácticas del parlamentarismo chileno.

Debido a las tensiones entre el nuevo gobierno y el gobierno de los EE. UU., que había apoyado a Balmaceda, se produjo el Caso Baltimore.



Fuentes Internet:

http://reenactorchile.foroactivo.net

http://www.memoriachilena.cl

http://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_Civil_de_1891

http://www.salesianoconcepcion.cl

http://html.rincondelvago.com

http://www.profesorenlinea.cl

http://batalladeplacilla.cl/presentacion.html

¡Bienvenidos!

miércoles, 4 de agosto de 2010

Estamos en el proceso de elaborar cuidadosamente el contenido que describe nuestra razón de ser, nuestra misión y nuestros objetivos para que este sea un espacio donde libremente se puedan difundir e intercambiar conocimientos, hallazgos de investigaciones sobre historiografía ,arqueología y otro material didáctico.

Adelantamos que sin pretender ser superfluamente abarcadores, abordaremos tópicos relacionados con la Historia Antigua, Medieval y Moderna ; La Guerras Bíblicas, El Ascenso y Caída del Imperio Romano, Las Guerras Púnicas, El Renacimiento, La Revolución Francesa, Las Guerras Napoleónicas, La Revolución Americana, La Guerra Hispanoamericana del 1898, La Primera Guerra Mundial, El Ascenso del Tercer Reich y el Fascismo en Europa y Latinoamérica, La Segunda Guerra Mundial, La Guerra Fría, La Revolución Cubana y La Crisis de los Misiles, La Guerra De Vietnam, La Guerra del Golfo Pérsico, La Guerra de Afganistán y la Guerra de Iraq.

Muy Cordialmente ,

Real Sociedad de Historiadores

La Participación de España en la Segunda Guerra Mundial

martes, 3 de agosto de 2010

Por Luis Armando Cordero

Consideraciones Generales


El poderoso imperio de los siglos 16 y 17, gracias a las riquezas de América, en especial de México y Perú le sirvieron a España para salir a flote durante el medioevo, cuando en las postrimerías de la dominación árabe, pudo pagar sus deudas y erigirse en una potencia marítima mundial, gracias al oro y la plata de esos países. Pero luego, cedió el poder marítimo a Inglaterra y fue incapaz de afrontar la revolución industrial y mercantil, por tanto, no pudo secundar a Francia,
Inglaterra y Alemania, que se erigieron en potencias económicas con un inmenso poder político y militar.

Al igual que muchos de sus contemporáneos en Europa, el General Francisco Franco, Presidente de España, estaba convencido de que la época de las democracias había pasado y que el futuro de Europa se encontraba en los regímenes nacionalistas autoritarios. En marzo de 1937 se suscribió un pacto secreto con Berlín que exigía consultas mutuas sobre temas de interés común y una benevolente neutralidad en caso de guerra, aunque ello no impidió asegurar a París y Londres durante la crisis de Munich del otoño de 1938 que España permanecería neutral en caso de un conflicto europeo generalizado. Pocos días antes del final de la Guerra Civil, España se unió formalmente al pacto anticomunista, demostrando abiertamente sus simpatías por los otros regímenes autoritarios. Simultáneamente, firmaba un nuevo tratado de amistad con Berlín.

Durante la Segunda Guerra Mundial se mantuvo neutral, pero con una manifiesta simpatía por Alemania, quien ayudó a Franco a vencer a los comunistas en la devastadora Guerra Civil de 1936 a 1939. La Legión Cóndor fue enviada a España con todo el equipo militar y las tácticas que necesitaban ser probadas en acciones reales. La Guerra Civil dejó al país virtualmente destrozado.

Hitler hizo varios esfuerzos para involucrar a España en la guerra, con la promesa de mantener sus colonias en África y recuperar Gibraltar, pero Franco no mostró mucho entusiasmo, pues el país no estaba en condiciones de afrontar una empresa de tal magnitud y Alemania no podía darle el ingente apoyo militar y económico que Franco exigía.

España sirvió de puente para agentes aliados que huían de Francia para, a través de los Pirineos, poder llegar a la Península Ibérica y luego a Gibraltar, o a las costas del Atlántico,donde podían ser recogidos por barcos o aviones amigos. De igual forma, pilotos y marinos del Eje, que por cualquier razón llegaban a territorio español, podían cruzar los Pirineos en sentido contrario y a través de la Francia de Vichy y la Francia Ocupada, llegar a salvo a Alemania.

Obviamente, que ambos bandos podían contar con la ayuda necesaria para cruzar en un sentido o en otro, pero también corrían el riesgo de encontrarse con leales al bando contrario y perder la libertad o la visa.

Por su condición de Neutral, el país fue un centro importante de operaciones para los servicios secretos tanto aliados como alemanes. Su situación geográfica era particularmente apropiada para ambos bandos, teniendo en cuenta, que las colonias españolas en África eran también centros de espionaje y refugio de fugitivos, desertores y gentes de mal vivir, quienes de una forma u otra le sacaban partido a la guerra.

Estalla la Guerra

La firma del acuerdo germano-soviético en agosto de 1939 fue una desagradable sorpresa para Franco, que era profundamente anticomunista. El 3 de septiembre de 1939, cuando Gran Bretaña y Francia declararon la guerra a Alemania como respuesta a la invasión de Polonia, hizo un llamamiento público a todas las partes implicadas para volver a negociar, al tiempo que condenó la destrucción de la católica Polonia. Durante los meses en que Francia y Gran Bretaña estaban oficialmente en guerra contra Alemania, pero sin hostilidades significativas, España firmó acuerdos comerciales con Gran Bretaña, Francia y Portugal, pero se negó a la petición francesa de una garantía de mantener la neutralidad en caso de que Italia entrara en la guerra.

La rápida conquista de Francia en la primavera de 1940 hizo pensar a Franco que Alemania ganaría la guerra y dominaría Europa. El 12 de junio de 1940 anunció una nueva política: no beligerancia. Eso significaba que España no era neutral, sino que apoyaba a las potencias del Eje, pero no participaba en el conflicto.

Franco y sus consejeros se sintieron decepcionados por el hecho de que Berlín no tomara sus peticiones en serio y por su aparente desprecio de la capacidad de España de ayudar al Eje, a cambio de recuperar Gibraltar. Se encontraron en una situación difícil. Estaban convencidos de que Alemania resultaría victoriosa y no querían perder la oportunidad de participar en el reparto del botín de guerra, pero advertían los devastadores efectos que un bloqueo naval británico podría tener para España.

En su encuentro con Hitler en Hendaya, el 20 de octubre de 1940, Franco volvió a presentar su lista de exigencias coloniales, económicas y militares. Hitler no deseaba satisfacer esas peticiones, en parte porque hacerlo supondría enemistarse con el gobierno francés de Vichy, que para él era más importante que España. El encuentro terminó con un aguado acuerdo que comprometía a España a declarar la guerra a Gran Bretaña en alguna fecha futura que fijaría el gobierno español.

La victoria británica en la Batalla de Inglaterra hizo que se enfriara el interés español por entrar rápidamente en la guerra. Durante el resto de 1940 y comienzos de 1941, Franco resistió las presiones de Berlín con tácticas dilatorias y largas listas de artículos que España necesitaría para intervenir eficazmente en la guerra. Probablemente, la postura de Franco estaba marcada más por lo que podría obtener a cambio que por el deseo de mantenerse al margen del conflicto. A medida que pasaba 1941, Hitler perdió interés en España y Gibraltar y centró su atención a una posible invasión de la Unión Soviética.

La División Azul

El ataque alemán a la Unión Soviética del 22 de junio de 1941 hizo a Franco más cauteloso sobre la entrada en guerra, ya que la Unión Soviética era un adversario formidable. Por otra parte, muchos falangistas eran firmes partidarios de unirse a la guerra contra la Rusia comunista. Con el visto bueno del Gobierno, la Falange empezó a organizar una división de voluntarios para luchar en Rusia. Los diecinueve mil hombres de la “División Azul” entraron en combate el 4 de octubre de 1941 en el frente de Leningrado. Sólo la camisa azul original, fue utilizada por los españoles, sobresaliendo el cuello de la guerrera alemana y por esa razón fue bautizada como División Azul.

La División Azul llega a Alemania por tren y se le designa como la 250 División de la Wehrmacht, bajo el mando del General Agustín Muñoz Grandes iniciando un rápido entrenamiento en Baviera.

La fuerza fue equipada con armamento alemán regular, que incluye las armas de mano y armamento pesado de anticarro, morteros y obuses, tal cual fueron equipadas todas las fuerzas de infantería alemanas. El transporte principal fue realizado con tracción animal, como solía hacerse en el Frente del Este. Los efectivos totales contaron 17.900 hombres, 5610 caballos y 765 vehículos, cuadros que incluyeron exploradores, médicos, enfermeras, zapadores, policía militar, correo etc.

Durante el verano de 1941, España también firmó un acuerdo con Alemania en el que prometía enviar a 100,000 civiles para trabajar en fábricas alemanas. De hecho, no fueron más de 15,000.

Al alcanzar los niveles de operatividad necesarios, se les ordenó dirigirse desde Treuburg Suwalki-Grodno en Polonia, hasta Vitebsk en Rusia, recorrido de unos 1000 Km que, como parte del entrenamiento, lo realizan a pie durante 40 días. Durante esa caminata se registraron las primeras bajas debido a las minas.

Inmediatamente fueron enviados a orillas del río Volchov, al sur de Leningrado, donde reemplazan a la 126 División alemana. Se desplegaron en el frente el día 12 de Octubre de 1941, iniciando las operaciones una semana después. Su primera misión fue establecer una cabeza de puente en el río Volchov, misión que cumplieron pese a las importantes bajas sufridas. En esas posiciones se mantuvieron hasta fines de año, cuando ocuparon Smeiko y posteriormente, Sitno, Tigoda, Dubrowka, Nititkino y Otenski.

Los primeros días del año 1945, los alemanes fueron embolsados en el lago Ilmen y para su rescate fue creada una compañía de esquiadores de 200 hombres de la División Azul, que tienen como misión romper el cerco y liberar a las tropas alemanas. La misión fue cumplida tras una caminata de 30 km con temperaturas de 50 grados bajo cero. La fuerza española quedó diezmada, con sólo 12 supervivientes, los cuales fueron condecorados por su valerosa acción.

Uno de los episodios más macabros de la campaña ocurrió en la Navidad de 1941, cuando las posiciones mantenidas por una compañía de granaderos españoles en Lubkovo fueron sorpresivamente rebasados por las fuerzas soviéticas. Las tropas de relevo encontraron los cuerpos mutilados del pelotón mandado por el Alférez Moscoso, quienes fueron crucificados con picos y sus propias bayonetas en el suelo helado del lago. Poco después la División Azul cobró revancha con dos compañías del 262 Regimiento de Infantería, que dejó el congelado lago Volkhov sembrado con los cadáveres de todo un batallón soviético.

El desembarco aliado en el norte de África en noviembre de 1942 provocó la ocupación alemana de la mitad sur de Francia, que hasta entonces había sido controlada por el gobierno pro-nazi de Vichy. Estos acontecimientos acercaban la guerra a España: ahora había tropas alemanas en la frontera norte y sólo unos cuantos kilómetros de mar separaban su frontera sur de las tropas aliadas del norte de África. Estados Unidos y Gran Bretaña aseguraron a Franco que no tenía nada que temer de los aliados. El deseo de Alemania de pasar tropas por España para atacar Gibraltar hizo que Franco ordenara una movilización parcial. Con este gesto trataba de disuadir a Hitler de invadir Gibraltar. Sin embargo, al mismo tiempo, Franco enviaba materias primas estratégicas a Alemania. A finales de 1942, Franco hizo sus últimos comentarios claros a favor del Eje: “El mundo liberal se está hundiendo, víctima del cáncer de sus propios errores”.

Los primeros relevos llegaron en Mayo de 1942 y fueron trasladados al frente de Leningrado con el fin de participar en el asalto a la ciudad, pero la operación fue suspendida. Las tropas españolas tomaronn posiciones defensivas en los alrededores de Pushkin, donde sufrieron considerables bajas por parte de la artillería rusa y los franco tiradores. Para fines de año fue relevado el mando de la división, con el nombramiento del General Emilio Infantes.

Para el mes de Enero de 1943 , la división fue transferida al sector de Posselok, donde las fuerzas alemanas fueron diezmadas. En Krni Bor después de un ataque artillero de ablandamiento que causó miles de bajas entre los españoles, lograron detener el avance ruso. Varios cientos caen prisioneros de los soviéticos y parten rumbo a los campos de concentración en Siberia.

A comienzos de 1943, Franco empezó a hablar de neutralidad: era partidario del Eje en la guerra contra la Unión Soviética y estaba a favor de los aliados en el conflicto que se libraba en el lejano oriente.

En Octubre de 1943 se ordenó el regreso de la División Azul, pero quedando una fuerza de 1800 hombres que formaron la Legión Azul. Estos últimos contingentes fueron finalmente repatriados en Marzo de 1944.

Aparte de la División Azul, 17 oficiales españoles integraron las Escuadrillas Azules, que volaron aviones alemanes Me109 y FW-190, al mando de Wolfram von Richtofen, quien fue comandante de la Legión Cóndor durante la Guerra Civil. Operaron en el Grupo de Ejércitos Centro con actuaciones destacadas en el frente de Moscú y en las batallas de Kharkov, Smolensko y Kursk.

En las últimas fases de la guerra, cuando la victoria aliada parecía clara, Franco se fue alejando de su postura proalemana. En 1944 reafirmó la neutralidad de España.

Las bajas Españolas durante la Segunda Guerra

Voluntarios al servicio del Eje: 17,046

La División Azul de voluntarios españoles, contó con un número aproximado de 7500 efectivos, esas fuerzas fueron siendo relevadas hasta alcanzar el número total indicado.

Voluntarios al Servicio de los Aliados: 7,500

4,000 muertos en combate

Heridos: 8,500

Desaparecidos 350

(Cifras estimadas no oficiales y no verificadas)




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Fuentes :

http://memoriablau.foros.ws

http://historiasconhistoria.es

http://www.exordio.com

http://www.vespito.net

http://www.eroj.org

La Crisis de los Misiles en Cuba: octubre del 1962

jueves, 22 de julio de 2010

Por Luis Armando Cordero

La crisis en torno a la instalación de misiles soviéticos en Cuba constituye, con toda probabilidad, el momento crucial de la presidencia de Kennedy, la contrapartida a la humillación sufrida en bahía de Cochinos. Su desarrollo y desenlace habrían de proporcionar al presidente de Estados Unidos una victoria histórica y un inusitado prestigio internacional. Su estatura personal y política iban a alcanzar una cima que nunca llegaría a superar. El desarrollo de los hechos mantuvo, primero a los colaboradores más directos del presidente y después a todo el mundo, pendiente de un hilo y con el ánimo lleno de creciente tensión. Ya desde hace meses, algunos líderes del Congreso, numerosos exiliados cubanos y diversos medios de comunicación están informando de que la URSS ha enviado numerosos consejeros militares a Cuba y de que se están instalando en la isla proyectiles balísticos de alcance medio, preparados para un ataque superficie-superficie. Todas y cada una de esas numerosas sospechas son investigadas minuciosamente por la administración Kennedy, que tiene sobrados motivos para pensar que las armas que se están instalando en Cuba son defensivas y no ofensivas. El presidente acepta las primeras y rechaza las segundas, y deja muy clara su posición tanto en las charlas privadas como en sus manifestaciones públicas: "Si los preparativos comunistas en Cuba, en cualquier instante y de cualquier manera, fueran a poner en peligro nuestra seguridad, o si Cuba llegara a convertirse algún día en una base militar ofensiva de posibilidades importantes para la URSS, entonces nuestro país haría cuanto fuera preciso para proteger su propia seguridad y la de sus aliados".

[*]NUMEROSOS EFECTIVOS SOVIÉTICOS EN LA ZONA:

En la Reunión Tripartita de Moscú (1989) EE.UU. fue informado de las cifras del despliegue que los servicios de inteligencia norteamericanos habían subestimado. 43.000 soldados soviéticos con equipamiento sofisticado. La división de cohetes se dividía en 5 regimientos acompañados por otros cuatro de infantería motorizada. La Fuerza Aérea contaba con un regimiento de caza, uno de 6 bombarderos ligeros -con una bomba atómica por avión de 6 kilotones-, dos regimientos de cohetes tierra-tierra con ojivas nucleares. Una carga total de 67,5 megatones, equivalentes a 5.198 bombas de Hiroshima. La defensa antiaérea tenía dos divisiones con cohetes tierra-aire. La fuerza naval: Una brigada de lanchas con cohetes, un regimiento de cohetes tierra-mar, un regimiento de bombarderos tácticos IL-28 y siete submarinos diesel con tres cohetes y cuatro torpedos nucleares, con ojivas de entre 8 y 10 kilotones. Robert MacNamara declaró ante la subcomisión del Comité de Las Fuerzas Armadas del Senado de EE.UU. dando cuenta de los hechos sucedidos: "El 22 de octubre nuestros funcionarios calculaban entre 8 y 10 mil los soviéticos presentes".

El ambiente está revuelto y Kennedy tiene el máximo interés en mantenerse informado sobre la evolución de los acontecimientos en Cuba. Para ello se disponen sucesivos vuelos de los aviones-espía U-2 sobre la isla, que requieren previamente la autorización personal del presidente. El día 9 de octubre de 1962, Kennedy autoriza un vuelo reconocimiento sobre el sector occidental de Cuba. El mal tiempo demora el despegue del aparato hasta el 14 de octubre. Esa misma noche se revelan los rollos de película fotográfica, que son analizados milimétricamente por los expertos durante todo el lunes día 15. Entre las 8 y las 10 de la noche, los altos cargos de la CIA son informados de que hay indicios suficientes para creer que en el área de San Cristóbal se ha instalado una base de proyectiles de medio alcance. McGeorge Bundy recibe inmediatamente la noticia, pero decide no transmitirla al presidente hasta la mañana siguiente. Cuando a las 9 de la mañana del martes 16 Bundy informa al presidente, que está todavía en su dormitorio, del trágico descubrimiento, empiezan los trece días más largos e intensos de todo el mandato de Kennedy. En el rostro del presidente se dibuja un gesto de sorpresa, y empiezan a perfilarse las preguntas que en los días sucesivos le torturarán constantemente: ¿Por qué ha roto la URSS su costumbre de no instalar proyectiles-cohete fuera de su propio territorio? ¿Qué pretenden realmente los rusos con esta acción? ¿Por qué han actuado con engaño y sorpresa y por sorpresa? Pese a todo, Kennedy mantiene la calma. Comprende en el acto la trascendencia vital del asunto y se prepara para dar una respuesta adecuada. El primer movimiento del peligroso juego que acaba de comenzar consiste en convocar una reunión de urgencia. Los 15 hombres clave que a partir de aquel momento quedarán constituidos en el llamado Comité Ejecutivo del Consejo Nacional (Excom) se reúnen por primera vez ese martes 16 de octubre a las 11:45 de la mañana. La sala de juntas ministeriales es el escenario donde se muestran por primera vez las fotos reveladoras de los misiles soviéticos de medio alcance. Unos misiles con un radio de acción de más de 2.000 kilómetros, que amenazan una buena parte de la superficie de Estados Unidos. Se estima que los proyectiles-cohete en cuestión, en número de entre 16 y 24, estarán en situación operacional en pocas semanas.

[*] DECISIONES PREVIAS DE CASTRO :

Desde 1959 Castro es líder unipersonal con vocación por los asuntos militares. Las decisiones no fueron compartidas con la dirección nacional ni con el consejo de ministros. No se informó a los jefes de las distintas armas de un ejército sin medidas de protección, de la instalación de armas nucleares. Dice en una carta muy combativa a Kruschev "honestamente asumimos la idea de que íbamos a desaparecer... nos tocaba hacerles pagar ese precio, pero por lo menos el mundo se libraba del imperialismo si semejante acto tan grave e insalvable como una invasión tuviera que ocurrir, que sólo hubiera conducido a una guerra total... Si el enemigo iba a lanzar ese tipo de ataque bajo circunstancias como esas, entonces no habría otra alternativa".

La línea de actuación queda definida inmediatamente. Se encargarán nuevas fotos, en esta ocasión más detalladas y de toda la isla, no sólo en el sector occidental; los 15 convocados estudiarán con carácter de urgencia las posibles medidas a adoptar; y se mantendrá el más estricto secreto, para que el fatídico descubrimiento no llegue a conocimiento de la URSS ni de la opinión pública antes de que se haya decidido cómo responder. Con este fin, el presidente seguirá en lo posible con su vida normal. Acudirá a los mítines electorales que tiene previstos de cara a la próxima celebración de comicios para el Congreso, asistirá a todos los actos programados y recibirá a las personas que tienen concedida entrevista. Su imagen pública habitual, la de un hombre alegre y tranquilo, no deberá sufrir modificación alguna.

[*] BLOQUEO MARÍTIMO:

El martes 23 de octubre de 1962 todo está listo para el bloqueo. "Desarmar, no hundir", es la orden. Los aliados de la OTAN han manifestado de diversas maneras su apoyo al presidente y también la Organización de Estados Americanos se ha mostrado mayoritariamente favorable a la cuarentena. Después de la excelente presentación del caso hecha por Adlai Stevenson, la ONU manifiesta asimismo su conformidad. Y cuando algunos periódicos ingleses insinúan que puede tratarse de un montaje sin fundamento real, Kennedy autoriza la reproducción de las mejores fotografías. El miércoles 24 de octubre por la mañana la cuarentena entra oficialmente en vigor. Los buques y los submarinos americanos se encuentran listos para la acción. También están preparadas las fuerzas aéreas y todo el Ejército se halla en estado de máxima alerta. Los 15 miembros del Excom permanecen trabajando las 24 horas del día. La tensión es máxima. Y es entonces cuando llega la temible noticia: dieciocho cargueros soviéticos se dirigen hacia la zona protegida. Todo está dispuesto para hundir a los que intenten violar la cuarentena. Simultáneamente, el secretario general de las Naciones Unidas, U Thant, intenta conseguir un acuerdo por vía diplomática. En la Casa Blanca, el Excom estudia la posición, las características y la trayectoria de cada uno de los dieciocho navíos soviéticos y analiza cuáles son los más susceptibles de llevar armas. Así están las cosas, cuando comienzan a llegar as buenas noticias. Dieciséis de los dieciocho barcos rusos detienen su marcha, y al día siguiente dan media vuelta. Los aviones estadounidenses los siguen hasta que llegan a puerto. Entretanto, un barco de bandera panameña contratado por la URSS que se dirige a Cuba es registrado por marineros estadounidenses. Al demostrarse que sólo lleva accesorios para automóviles, se le deja pasar. Pero en Cuba, los expertos soviéticos siguen trabajando a toda velocidad y cada vez se encuentran en fase operativa mayor número de MRBM. Si no se alcanza pronto un acuerdo para el desmantelamiento de los proyectiles-cohete, el bloqueo se reforzará, ampliándolo a nuevos productos, y se preparará el ataque aéreo contra la isla. El viernes, un error de apreciación en las declaraciones del portavoz del departamento de Estado, provoca alarmantes titulares en la prensa de Washington: el ataque aéreo contra Cuba y la invasión de la isla son inminentes. Ese mismo día por la noche se recibe una carta de Kruschev para el presidente. Aunque no con toda la claridad que sería de desear, el dirigente ruso admite que está dispuesto a retirar los misiles de Cuba, bajo la vigilancia de la ONU, a cambio de que Estados Unidos no invada la isla. El sábado por la mañana, en una nueva carta, el líder soviético pide también como contrapartida que se retiren los proyectiles-cohete Júpiter instalados en Turquía.

[*]1962, EEUU y URSS PROVOCAN LA CRISIS DE LOS MISILES :

La Unión Soviética y Estados Unidos siempre evitaron una confrontación directa armada en su disputa por la supremacía ideológica y territorial. Sin embargo, durante dos tensas semanas de 1962 las superpotencias se enfrentaron cara a cara y casi provocaron una guerra nuclear. La crisis de los misiles empezó el 14 de octubre, cuando un avión espía estadounidense detectó un misil balístico soviético en la isla de Cuba, a sólo 145 km de Estados Unidos. (Khrushchev declaró que las armas que enviaba a Cuba no eran nucleares sino defensivas). Era la primera vez que los soviéticos desplegaban armas nucleares en el continente americano. El presidente Kennedy, el secretario de Estado Dean Rusk, el secretario de Defensa Robert McNamara y el secretario de Prensa, Pierre Salinger, el 29 de Octubre de 1962 El presidente Kennedy y sus consejeros discutieron sobre cómo responder. Las sugerencias iban desde la pasividad ("No hay ninguna diferencia entre morir por un misil enviado desde la Unión Soviética o desde Cuba", dijo el secretario de Defensa, Robert McNamara) hasta la invasión inmediata. Kennedy optó por un bloqueo, al que se sumó la Organización de Estados Americanos. El 22 de octubre, el presidente explicó la situación por televisión. "He ordenado a las fuerzas armadas que se preparen para cualquier eventualidad", manifestó. El mensaje estaba claro.El mundo se preparaba para la guerra. Se vota la Proclama del Bloqueo en la OEA el 23 de octubre. Luego Kennedy la refrendaría. Khrushchev no desafió el bloqueo enviando barcos con armas nucleares, pero al principio se negó a desmantelar el armamento que ya estaba en la isla. La confrontación se intensificó: 200.000 soldados norteamericanos se concentraron en Florida y un piloto que realizaba un vuelo de reconocimiento sobre Cuba fue derribado y muerto. Fue la única víctima. El 28 de octubre, a cambio de la promesa de que Estados Unidos nunca invadiría Cuba y trasladaría sus propios misiles de Turquía, Khrushchev accedió a retirar el armamento.

Fuentes :

http://www.un.org

http://www.artehistoria.jcyl.es

http://www.historiasiglo20.org

http://www.uvmnet.edu

http://www.liceodigital.com